viernes, 6 de diciembre de 2013

Una historia curiosa

Este verano, he conocido a tres personas muy simpáticas. A primera vista, son sociables, alegres y divertidos y cuando los conoces, lo confirman. Son esa clase de persona que piensas que seguro que tienen millones de amigos y todo el mundo se ríe con ellos, por eso me sorprendí cuando me dijeron que eran o habían sido fruto de acoso escolar.
El primer amigo, me dijo que en el sitio donde vivía, no tenía ningún amigo, y sus únicos amigos éramos nosotros. Dijo, que antes sentía miedo de ir al colegio, por lo que sus compañeros de clase le pudiesen hacer. Repitió curso dos veces, pues no se centraba, estaba con la moral por los suelos y era apático. Pero al conocernos a todos nosotros, consiguió escapar de esa situación que le aterrorizaba y a partir de  ese momento vivió de otra manera distinta.
Otra amiga, le pasaba absolutamente lo mismo con las compañeras de su clase, se reían de ella, le señalaban con el dedo y le decían que era un vampiro anoréxico. Ella sólo tenía una amiga. El acoso duró hasta bachillerato, pero los agresores se vieron obligados a cerrar la boca cuando vieron a la chica en la graduación, con un novio perfecto y unos amigos que la querían. Desde ese momento, la gente dejó de criticarla. Pero no fueron sus amigos los que la salvaron, fue ella misma al ser fuerte y no hundirse. Fue capaz de ver lo bueno de la vida y de no hacer caso a lo que dicen de ti. Esto, me ha llamado mucho la atención y me ha echo darme cuenta de que no tengo que dar importancia a lo que se habla de mí a mis espaldas.
Pro eso, quiero decir a los que sufren acoso escolar: No os dejéis intimidar, sed fuertes, y no intentéis afrontarlo solos, contad con el apoyo de vuestra familia y vuestros amigos de verdad. Ellos os guiarán.

Natalia Vargas Terriza

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